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sábado, 4 de junio de 2011

Iniciativa

Levantarte con el pie derecho y pegar un grito que haga despertar a todos los demás, estirarte y con una sontisa afrontar todos los problemas que sabes que vas a tener. Pasar de la monotonía y de tu conciencia y hacer auque sea por una vez, lo que en realidad quieres. Coger la bici y salir por ahí todo el día, desmelenarte y pasártelo muy bien. Saber que aunque no los quieras ver, todas tus preocupaciones están ahí, pero con indiferencia, sacarles la lengua y hacerte la sorda. No parar de reir y pensar en lo bien que te lo vas a pasar de ahora en adelante. Llegar cansada de tanto andar de aquí para allá y dejarte caer en la cama y verte presa del sueño que se posa sobre tus párpados. Descansar y empezar un nuevo día.
Por: Stefania Denisa Brinceanu

jueves, 2 de junio de 2011

Cenicienta

Faltaba un minuto para la medianoche y ella se disponía a marcharse cuando una mano se posó sobre su hombro reteniéndola. Se quedó parada por unos momentos mirando esa mano y con cariño la dirigió hacia él. El silencio que había reinado hasta entonces se veía ahora roto por la primera campanada que indicaba que ya eran las doce. Nerviosa, le quitó apresuradamente la mano de su hombro y echó a correr en dirección a la puerta. Las escaleras se iban aproximando a ella rápidamente y procurando no caerse bajó los escalones de dos en dos. La segunda campanada se dejaba ya oir al igual que unos decididos pasos tras ella. No se volvió para comprobar quién era, sino que siguió corriendo, con el viento revolviéndole el pelo y aquella sesación de angustia oprimiéndole el pecho. El sonido de la tercera campanada retumbaba en sus oidos. Esta vez estaba segura de quién la perseguía incansablemente ya que él no paraba de gritar su nombre en la fría y oscura noche. La cuarta campanada no se hizo esperar y con ella la preocupación de la muchacha crecía. Él estaba ya muy próximo a ella y cogiéndola de la mano, la detuvo. Ella no tuvo más remedio que darse la vuelta e intentar explicarle atropelladamente su situación. En todo aquel mar de confusas palabras, gestos que iban y venían, sonó la quinta campanada y con ella, más revuelo por parte de ella. Él la miraba con semblante divertido y una vez que la muchacha hubo parado, con la angustia pintada en su rostro, él la besó, en mitad de la sexta campanada. Y esa sería la última que escuchasen, porque ahora se dirigían juntos al castillo, donde iban a vivir felices y enamorados...porque las verdaderas historias de amor, no tienen por qué ser tan complicadas...     
Por: Stefania Denisa Brinceanu

martes, 31 de mayo de 2011

NEW YORK (X)

Las heridas me dolían. Todos aquellos golpes me habían dejado inconsciente y ahora me encontraba en casa. Por fin me encontraba en paz, libre de toda preocupación.
Fuff me había librado de aquellos desalmados y por razones que no comprendo, me dejó ir. Puede que me hubiese equivocado con él y no fuese tan mala persona después de todo, pero ahora no podía hacer nada más que arrepentirme, ya no le volvería a ver...
Las heridas fueron curándose y el tiempo fue borrando todos mis recuerdos de aquella desafortunada aventura. Todo había vuelto a la normalida. La rutina me envolvía cada vez más y el estrés y las preocupaciones normales de cualquier adolescente eran lo que me mantenían despierta.
Ese día, me desperté más contenta de lo habitual, no sé por qué pero una sonrisa se había apoderado de mí, y sin razó aparente, el día no se me hizo tan pesado como de costumbre. Al volver a casa, lo vi, en el mismo sitio en el que lo había visto por primera vez, pero esta vez iba a ser diferente, lo presentía...
Por: Stefania Denisa Brinceanu

domingo, 29 de mayo de 2011

Muñecas

Tenía una gran preocupación, no tenía ni idea si ponerle el vestido rojo o el azul clarito a mi Barbie... Faltaban solo unos minutros para la gran fiesta (otrganizada por mí) y todavía, mi querida Lucy no estaba peinada. Rebusqué entre los múltiples accesorios y encontré por fin el diminuto cepillo con el que inmediatamente la adecenté y le conseguí hacer un moño pocho. Me decanté por un vestido rosa palo que encontré tirado por ahí y le puse las únicas sandalias que tenía. La examiné de arriba abajo y me di cuenta de que le faltaba algo. Examinándola de muevo comprobé que no tenía su deslumbrante bolsito. Lo buasqué por todos lados, entre la ropa, los accesorios, por todos los cajones y no lo pude encontrar... Ese era sin duda un problema de gravedad consideable. Mi Lucy estaba destrozada, sin su bolsito no estaba dispuesta a ir a la fiesta!
Por: Stefania Denisa Brinceanu

sábado, 28 de mayo de 2011

Sueños

Sentí una pequeña ola chocar contra mis pies y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Hacía un calor espantoso y pese a encontrarme bajo la sombrilla, no podía dejar de sentir los intensos rayos de sol impactando contra mi piel. Las gafas de sol y ese ejemplar de Agatha Christie sobre mis rodillas era lo único que me acompañaban. La vaporosa blusa blanca se pegó por un momento a mi abdomen y agradecí enormemente la pequeña ráfaga de viento que llegó. Aun así, eso no era suficiente y dejando de lado el libro, me encaminé hacia el agua. La arena abrasaba, pero según me iba acercando al agua, la sentía cada vez más fresca bajo mis pies. Me fui metiendo poco a poco en el agua, disfrutando de aquel frescor e inspinando profundamente me sumergí y buceé durante unos minutos. Ahora me encontraba mucho mejor, y volviendo de nuevo a la orilla, apilé un montoncito de arena y me puse manos a la obra. Al cabo de un rato había conseguido levantar un modesto castillo del que me sentía orgullosa.
La tarde iba entrando y el sol iba desapareciendo. El magnífico espectáculo de colores que presenciaba y la suve brisa que soplaba junto al helado de fresa, hacían que me sintiera tan libre, tan despreocupada....
De pronto, mi helado de fresa se fue deslizando fuera de mis manos y se estampó contra mi pie. El íntenso frío me hizo volver a la realidad. A la triste y dolorosa realidad. Me encontraba de nuevo delante del libro de tecnología, con muy pocas ganas de ponerme a estudiar...Por: Stefania Denisa Brinceanu

viernes, 27 de mayo de 2011

Flores

Un suve pétalo de rosa se mecía suavemente por la agradable brisa que soplaba y poco a poco lo iba aproximando a ese gran lago de agua limpia y pura. Su delicada textura se puso en contacto con la fría agua y éste se dejó mecer esta vez, por las tranquilas olas que surgían. Un ruiseñor dejaba escuchar su canto entre los frondosos árboles que rodeaban el lago. Todos ellos de grandes copas verdes y que proporcionaban una agradable sombra, muy adecuada para el sofocante calor veraniego. Al levantar la vista al cielo, contemplé la bancura y esponjosidad de las nubes y al volver a posar la vista sobre el pétalo de rosa, cegada por el sol, pude apreciar que otro pétalo lo acompañaba, un pétalo de margarita. Los dos próxomos el uno del otro se mecían a la vez. Cerré los ojos e inspiré el fresco aire del parque y al abrirlos de nuevo, descubrí que un nuevo pétalo surgía junto a los demás, un pétalo de tulipán. No tardaron en venir muchos más y por un momento pensé que todas las flores querían refrescarse un poco frente a semejante calor... asi que yo, siguiendo su ejemplo, me lancé al agua dispuesta a disfrutar de lo que quedaba de día...
Por: Stefania Denisa Brinceanu

domingo, 22 de mayo de 2011

Técnicas para...(fracasar) triunfar

Para que un libro sea calificado como realmente bueno necesita varios ingredientes. Ingredientes que interese al gran público exigente. Unos de ellos pueden ser:
-Una bonita pareja (imprescindible) que luchen durante todo el libro por su amor.
-Una misión importante para la humanidad que la pareja ha de afontar.
-Poderes fanásticos otorgados a los dos.
-Un tercero en discordia para (fastidiar) poner a prueba el amor de la dulce patejita.
-Un lugar imaginario con gente (rara) fantástica e inimaginable.
-Una pareja, de malvados (el tercero y la tercera en discordia) que engatusen a la pareja.
-Una encarnizada lucha entre ambas parejas en la que (obviamente) gane la parejita feliz.
-Un final inesperado (malvado) donde la pareja se convierta en (chiflados) desequilibrados mentales y acaben con el mundo...
Todo esto se agita bien durante mucho tiempo (menos para los más hábiles) y se reza para que guste...
Por: Denisa Brinceanu

sábado, 21 de mayo de 2011

AMISTAD

Estás hundida en la tristeza y crees que nada te puede hacer sentir mejor, que la vida no tiene sentido, que no puede haber nada que te afecte más. Pero entre toda esa oleada de dolor, ves una mano, que pronto se multiplica y ante tí hay seis maravillosas manos que te prestan su ayuda, que te intentan rescatar del abismo en el que estás y te animan, te consienten, te entienden, te sonríen...
Y esas sontisas de pronto se ven reflejadas en tu cara y sientes que la vida no es tan triste de lo que habías pensado hace tan solo un minuto, y encuantras un motivo para salir a delante, esas personas...
Esas personas que llamas tus AMIGOS y que en ese momento piensas que esa palabra es poco para poder expresar lo que en verdad representan para tí. Todos y cada uno de ellos te cogen de la mano y te levantan y te hacen ver lo bonita que es la vida a su lado y tú, por ellos, sonries e intentas disfrutar de todo al máximo! =D A TODOS VOSOTROS... 
Por: Denisa Brinceanu

viernes, 20 de mayo de 2011

Colgante

Eran las tres, faltaba una hora para que el autobús llegara y yo ya estaba allí, esperando. Era la primera vez que iba a pasar tanto tiempo fuera de casa, y sola, lo cual me parecía emocionante e intrigante a la vez. Me senté en el suelo, porque la parada estaba abarrotada de gente, pero no pude quedarme quieta más de unos minutos y me levanté y comencé a caminar de aquí para allá. La hora se me hizo eterna y no me sentí más tranquila hasta que no vi acercarse el autobús desde lejos.
Tras las cinco horas que había durado el viaje, bajé del autobús con todos los músculos del cuerpo encogidos; intenté inspirar la máxima cantidad de aire que pude y una vez que lo expulsé, me sentí notablemente mejor. El campamento estaba ante mí y prometía hacerme pasar aventuras inolvidables.
Habían pasado tan solo tres días de los diez que estaba previsto pasar allí y habían pasado multitud de cosas. Sin duda la más extraña fue la pasada noche que salí a por leña para el fuego y me encontré un curioso colgante en el bosque. Era una pluma en el interior de una esfera de un color grisáceo. Comprobé que la esfera cambiaba de color y lo peor, comprobé que no me lo podía quitar. No pasaron más de dos noches cuando la presión que venía sintiendo desde hacia poco tiempo en el cuello, fue insoportabable. La mañana siguiente, Sofía, mi compañera de habitación, se llevó la sorpresa más grande de su vida. Por: Denisa Brinceanu

domingo, 15 de mayo de 2011

Regalos

La venda se deslizó suavemente hacia el suelo, destapándome los ojos y permitiéndome ver la pequeña caja que había ante  mí. Tenía varios agujeros y se movía a cada rato delatando lo que había en su interior. Lo que nyo quería, un perrito...
Era marrón, con un hocico completamente negro y unas pequeñas y puntiagudas orejas que ahora mantenía en alto. Su pequeña cola se movía frenética de un lado a otro. Alrededor del cuello tenía un pequeño lazo rosa y junto a este, lucía un magnífico collar con una placa en la que se podía leer Toby.
Me miraba con sus grandes y luminosos ojos y con la cabeza levemente ladeada. Su patita derecha se había alzado en dirección a mí. Ante eso no me pude resistir y lo estreché entre mis brazos con ternura.
Ese perrito era todo lo que quería tener...
Por: Denisa Brinceanu

NEW YORK (IX)

Una sonrisa surgió en su rostro, una sonrisa de victoria, segura ante el poco peligro que yo representaba. Y no se equivocaba. Avanzó un paso en dirección a mi y yo en contra de mi voluntad, retrocedí. De un manotazo me quitó el abrecartas de las manos y de otro manotazo hizo callar al animal. Me oprimió fuertemente el brazo y me arrastró fuera de allí. En seguida todos los demás se presentaron y me miraron con desaprobación. Uno de ellos avanzó y me propinó una patada en el abdomen que me hizo retorcer de dolor en el frío suelo nocturno. A ella, la sucedieron una oleada de patadas más que me dejaban sin respiración. A cada segundo me iba consumiendo más y más, y poco a poco mi conciencia empezó a menguar. Ahora ya solo distinguía unas luces difusas y caras borrosas que se acercaban  y alejaban constantemente. Un estruendo me sorprendió. Lo que parecía una pistola se distinguía no muy lejos de allí. Los dolores se atenuaron, no sabía si era porque mi cerebro se iba sumiendo  en la inconsciencia o por qué motivo pero lo agradecía. Algo me levantó del suelo y mientras sentía la suave brisa contra mi rostro, me iba perdiendo entre un mar de recuerdos.
Por: Stefania Denisa Brinceanu

sábado, 14 de mayo de 2011

Pensamientos

Me levanté, me miré de un vistazo rápido y me avergoncé. Recordé todo lo que había pasado en las últimas dos horas y los ojos se me llenaron de lágrimas, pero decidí hacer un esfuerzo y contenerme. Pretendía mantener el poco valor que me quedaba, pretendía no ser débil aunque fuera por unos instantes, pretendía demasiadas cosas asi que no pude y sentí el familiar tacto de una lágrima deslizarse por mi mejilla y acabar en le frío suelo, junto a todas las que la precedieron y las que la sucederán, porque me conocía y desgraciadamente sabía que pese a la rabia que me recorría por dentro y me hacía creer que podría sobrellevar la situación, era débil, insignificante y muy sensible.
Por enésima vez inspiré y retuve el aire unos segundos. Pensé, y me di cuenta de que siempre pasaba lo mismo, que tade o temprano caía, me dejaba ilusionar y creía que iba a ser diferente, pero no, aunque en el fondo de mi corazón sentía que podría levantarme de nuevo.
Un fuerte latido de mi corazón me hizo reaccionar, me hizo decir ya basta y revelarme contra mi misma, me hizo sentie más que nunca que era fuerte, que era yo la que iba a hacer sufrir. Me sentí radiante, plena, eufórica, sentía que era capaz de hacer todo, no obstante mi cuerpo no reaccionaba igual que mi corazón y no me permitía moverme, no me permitía respirar...
Rebusqué entre mis recuerdos más recientes y lo encontré, el motivo de todo aquello era esa herida, esa que surgió de mi corazón y poco a poco se materializó en mi cuerpo. Sabía que dentro de poco tiempo mi corazón también iba a dejar de latir...
Por: Denisa Brinceanu

domingo, 8 de mayo de 2011

NEW YORK (VIII)

No me equivoqué al pensar que el abrecartas me sería útil.
Me volví a tumbar en el sofá y seguí fingiendo. No mucho tiempo después, Ruff y dos más aparecieron allí, junto a mí y me examinaron con cautela. Intenté controlar mi respiración, pero me era muy difícil al saberme observada y con mucho esfuerzo mantuve mi farsa ante los desconocidos. Sentí unas robustas manos que me cogía y me llevaban a otro lugar. Para mi sorpresa, me devolvieron al agujero. Cuando me incorporé pude ver que frente a mí había un plato con comida y una botella de agua al lado. Tení muy buena pinta y yo estaba hambrienta. Lo pensé detenidamente, pero el estómago fue más fuerte que la mente y acabé por comérmelo. Tras varias horas no sentía nada anormal por lo que desheché la idea de que pudiera estar envenenado. Mi túnel de salida, poco a poco empezaba a cobrar forma y tan solo me bastaron un par de horas más para encontrar mi salvación. Desorientada alcé la cabeza y escruté todo a mi alrededor. Comprobé que cerca de donde me encontraba estaban reunidos todos mis secuestradores, por lo que sigilosamente me dirigí a lo que parecía una puetra. Detrás de ella había un enorme perro que me miraba con odio y que le bastaron unos segundos para comenzar a ladrar. Como era de esperar no tardaron en manifestarse más problemas. Uno de los hombres cruzó la puerta y me descubrió allí, aterrada y hecha un manojo de nervios. Decidí empuñar el abrecartas que había cogido de la gran mesa y con el poco valor que me quedaba, le planté cara.
Por: Stefania Denisa Brinceanu

UNA SENSACIÓN

El de hoy ha sido un día para olvidar, para no volver ni siquiera a mencionar...
Todo me ha salido mal y por mucho que quiera  no lo puedo remediar.
Sola en mi habitación, mi mente vaga por caminos perdidos entre la maleza. Pienso en lo que podría haber cambiado, en lo que no debería haber hecho. Tumbada bocarriba pienso en lo que me depara mañana y en lo que debo evitar.
Cojo un trozo de papel y empiezo a dibujar intentando distraerme pero no hay manera. Tras varios intentos decido desistir, sin saber que muy pronto lo olvidaría todo.
Un timbrazo me despierta del letargo en el que estaba sumida y al abrir te veo frente a mi, con esa sonrisa inconfundible y esos ojos que tan seguros. De pronto me olvido del mundo y me centro en tu imagen; en un instante estoy a tres metros sobre el cielo.

Por: Stefania Denisa

viernes, 6 de mayo de 2011

Peluches

La estantería estaba repleta de peluches, pero entre todos ellos destacabas tú.
, que apareces de entre la multitud.
, que sonries y en tu cara se forman bonitos hoyuelos.
, que eres como un pétalo de rosa que se mece con el viento.
, que nunca te das por vencido y siempre consigues que me rinda.
, que muestras tímidamente tus sentimientos y emociones.
, que eres capaz de devolverme la paz.
, que eres tan especial y tan sencillo.
Tú, que eres como un tirno peluche y haces que vea la vida de color rosa...

Por: Stefania Denisa Brinceanu

domingo, 1 de mayo de 2011

Pesadillas

 Uff, ha sido solo una pesadilla; pensé mientras me incorporada y tomaba un sorbo de agua. Era la quinta noche que me sucedía. Desde el desastre, no había conseguido estar en paz conmigo misma. Cerré por unos instantes los ojos y lo vi todo de nuevo como si me encontrara allí por segunda vez. Los abrí inmediatamente, pues me quería quitar de la cabeza esas imágenes. Inspiré hondo y me sosegué. me volví a tumbar e intenté conciliar de nuevo el sueño...


Ese hombre me apuntaba con un afilado cuchillo y se aproximaba a mí muy seguro de si mismo. Yo no disponía de nada con lo que defenderme y tan solo me salvaba la distancia. Un rápido vistazo a mi alrededor me sirvió para avistar una barra de hierro de considerables dimensiones cerca de donde me encontraba. La tomé rápidamente y me dispuse a defenderme. No muy decidida, me acerqué y golpee con fuerza la mano de mi agresor, pero no pareció notarlo, porque inmediatamente se colocó a pocos centímetros de mí y me clavó el afilado cuchillo en el brazo. Me retorcía de dolor cuando una nueva puñalada me alcanzó de lleno en le otro brazo. El intenso dolor me recorría cada célula del cuerpo y me quitaba las fuerzas momento a momento. Él se reía con ganas a pocos metros de mí y me decía algo que no llegaba a entender, pues el dolor me nublaba la mente. Intenté darme ánimos y conseguir levantarme. Los esfuerzos dieron sus frutos ya que con un equilibrio precario conseguí incorporarme. Él seguía hablando ajeno a lo que yo había logrado. Aprovché la situación y reuniendo las pocas energías que me quedaban, alcé la barra de hierro y la descargué contra su espalda furiosa. Contemplé cómo caía al suelo y quedaba inmóvil ante mí. Cansada y herida, no esperé ni un segundo más; me encaminé hacia cualquier sitio lejos de allí. El silencio de la noche me envolvió y la oscuridad tragó mi silueta hasta no quedar ni rastro de mí. 

Me volví a despertar otra vez empapada en sudor, y con la habitual opresión en le pecho, me di cuenta que volvería a vivir aquello una y otra vez hasta que el tiempo decidiera que todo aquello era agua pasada... 
Por: Stefania Denisa Brinceanu

Sueños de niña...

Lo ves por primera vez; sientes ese primer latido que resuena durante varios minutos más en tu cabeza. Miles de pensamientos bonitos cruzan por tu cerebro como si de diapositivas se tratara...él y tú...
Esa sonrisa tan dulce, esos ojos tan llenos de vida tan solo se dirigen a tí...
Tú, con los nervios a flor de piel, intentas transmitirle lo mejor de ti e intentas agradarle, pero no hace falta, porque ya te quiere...
Él, al igual que tú, quedó imprsionado nada más verte.
En un instante te imaginas cómo sería tu vida a su lado, todo lo que podríais hacer juntos, y quedas prendada de quellas tiernas imágenes...
No te lo piensas más y entras; cada vez lo tienes más cerca, hasta que el dueño de la tienda lo deposita con cuidado en tus brazos...
Sientes el calor de su pequeño cuerpo y el latido de su corazoncito. Entonces piensas que merece la pena despertarse cada día solo para verlo y poder jugar, disfrutar y ser feliz, crecer y que él crezca a tu lado...
Te diriges hacia la puerta dispuesta a comenzar a vivir de nuevo, segura, confiada y llena de cariño...
Por: Stefania Denisa Brinceanu

sábado, 30 de abril de 2011

NEW YORK (VII)

Solo cuando me vi en aquella situación, me di cuenta de que estaba en verdadero peligro. Una extraña sensación se apoderó de mí y decidí revelarme. Estaba cansada de que el miedo me paralizara constantemente. Di media vuelta y me disponía a correr cuando una mano férrea me oprimió el brazo. Era Ruff que me miraba con odio al igual que el grupillo de gente congregada alrededor. Intenté zafarme pero no pude y contemplé cómo los demás se aproximaban más y más. Una patada bien dada en la espinilla de Ruff me sirvió para verme de nuevo libre y esta vez sí, me precipité hacia la salida. No llegué a recorrer mucho camino ya que uno de mis perseguidores consiguió atraparme y esta vez por más que me resistía no conseguía nada...Me arrastraron hasta una pequeña cavidad escondida tras una plancha de grueso metal. Mis gritos se perdían en el aire, nadie me escuchaba ya en aquel lugar. Era una diminuta cavidad escarvada en la tierra que difílmente permitía moverse. Intenté desplazar el grueso metal, pero mis esfuerzos fueron en vano. Desesperadamente empecé a escarvar intentando escapar de allí.
Tras varias horas encerrada en aquel lugar, sucia, exhausta y furiosa, había conseguido crear un agujero anexo al que me encontraba. No pude hacer nada más porque la gruesa lámina de metal dejó paso a Ruff que me sacó de allí y me llevó frente a los otros. Casi no podía mantenerme en pie. Caí al suelo y me quedé así, durante unos momentos, escuchando complacida el pequeño revuelo que se había producido. Fingí desmayarme y conseguí que me llevaran a una sala que curiosamente estaba amueblada y presentaba buen aspecto. Milagrosamente me vi por un rato sola y con temor decidí incorporarme. Escruté todo a mi alrededor y descubrí un pequeño abrecartas encima de un montón de papeles colocados minuciosamente sobre un escritorio antiguo. Lo cogí y lo escondí en el bolsillo del pantalón, podría necesitarlo...
 Por: Stefania Denisa Brinceanu

domingo, 17 de abril de 2011

ATARDECER

Había esperado todo el día ese momento y no pensaba perdérmelo por nada del mundo. Los primeros rayos comenzaron a caer y entonces comenzó el festival de colores y brillos que envolvía todo. Todos y cada uno de ellos eran especiales y aportaban algo distinto a aquel magnífico paisaje. Una hermosa golondrina se cruzó en el firmamento y a ella le sucedieron toda una bandada...
Las amarillentas hojas del otoño se dejaban balancear por el suave viento y se cruzaban el la trayectoria de esos rayos. Todo ello creaba algo espectacular. Deseé que aquel momento durara para siempre...
El último rayo de sol desapareció dejando paso a un oscuro y tranquilo cielo nocturno.... Éste es un bonito atardecer...
Por: Denisa Brinceanu

CAZANDO UNA MARIPOSA

Todo lo que quería era una mariposa, una de grandes alas y a ser posible rosa. Me encantaba su magnífico vuelo y siempre que veía una la perseguía. Era muy caprichosa asi que la primera vez que vi una la quise atrapar, pero al no poder cumplir mis deseos, me puse a llorar...
A los seis años vi otra y no me lo pensé más; fui corriendo hacia ella decidida a matar. No soportaba la idea de no poderla agarrar... Al no cumplir mi objetivo me puse otra vez a llorar...
A los diez años vi dos y mi dicha fue mayor aunque también lo fuera el fracaso ya que tampoco concluí el caso. Esta vez me contuve y las lágrimas no brotaron, pero una intensa pena me invadió, en vano... A los trece años vi una; más hermosa que ninguna. Sus alas eran rosas decoradas con flamantes brillos y no parba de volar de flor en flor con soltura y brío. Esta vez no la quise atrapar, pues su belleza era inusual, y tampoco me puse allorar, ya que la lección debía de completar. En ese momento comprendí que si en verdad quieres algo con todas tus fuerzas, debes ser paciente y perseverante. Aprendí a dejarla ir, ser libre y mi satisfacción aumentó al aprender la lección...
Por. Stefania Denisa Brinceanu