"Como lo hacíamos nosotros."

Nunca pensé que el amor se puediera sentir así. A escondidas a plena luz del día nuestro amor echaba chispas y nuestro corazón se llenaba el uno del otro. Nuestras miradas se decían todo y nos entendíamos con una sonrisa. Llenábamos de carcajadas el mundo y las horas juntos se nos hacían segundos. Pedacitos de cada noche se clavaban en nuestra retina. Nunca pensé que el amor fuera así, porque el nuestro no lo era. El nuestro era de locos. Nadie lo sabia, nadie nos entendía, y nunca quisimos que lo hicieran. Nadie, nunca, nos ha visto pasear con las manos cogidas bajo el abrigo o hablarnos con los corazones. Nadie llegó a comprender que fuimos dos, ni siquiera nosotros. Pero estoy segura, segurísima, que aquello era "amor" y que le quería a rabiar. Le quería por encima de todo modelo de amor y solo yo le quería así; despierto, durmiendo, con el pelo alborotado o con sus grandes ojos marrones. Le quería porque era diferente, porque era mi vida, y sin su "amor", mi "vida" no habría significado nada. Y hoy lo sé, porque nunca volveré a amar a nadie como a él, nunca volveré a sentir un amor como aquel,

cómo lo hacíamos nosotros.

Por:Yaisa Serrano

No se vivir sin ti.

De pié, mirando al frente, intentando divisar alguna forma en la espesura del bosque. Esperando, esperándote... a que aparecieras. Estaba a punto de girarme y marcharme, pensando que me habías traicionado de nuevo y que yo había confiado en ti para nada; imaginándome la peor de las opciones. Pero un segundo antes, te vi. Venias corriendo, dejándote la vida en ello, dejándotela por mí. Se dibujó una sonrisa en mi boca y eché a correr hacia ti. Estabas muy lejos, pero no me importó. Seguí corriendo, sentía un ansia brutal por tenerte cerca de mí. Me quemaban los pulmones, pero no paré. Nos íbamos aproximando rápidamente hasta que nuestros cuerpos chocaron y se enredaron en un abrazo tan fuerte, que pensé que se me saldría el corazón. Estaba agotada, escuchaba mi respiración fuertemente al igual que la tuya. Me cogiste con fuerza, evitándo que me desplomara. Buscaste mi cara y me besaste. Fue como si tú también sintieras lo mismo que yo; como si me hubieras echado de menos, como si reconocieras que te habías equivocado al elegir marcharte... Y entonces, se me escapó un susurro.
+No sabes cuanto te he echado de menos... -dije posando la vista en el suelo.

-Sí, si que lo sé. -agarró mi barbilla e hizo que alzara la mirada para encontrarme con la suya- Por eso estoy aquí. No podía vivir más sin ti. 

"Tan enamorado de ti, de mis vicios."

-Estás loco.

+Pero loco de amor.

-Oh venga, dejalo, no te lo crees ni tu. ¿De qué cuento de lo has sacado?

+Es verdad, ¿cómo que no? Me dijeron una vez que cuando perdías horas hablando por teléfono con “ella”, o cuando la mirabas a los ojos y sonreias, o cuando la llamabas bajo la lluvia. Me dijeron que cuando te sentabas con ella en un atardecer a la orilla del mar, y contaba los minutos si no estaba a su lado. Cuando el corazón se te volvia rojo, y sus sonrisas eran tu destino. Me dijeron que cuando falta la respiración a su lado, es porque estás loco, o enamorado que viene siendo lo mismo.

-¿Desde cuando te va ati eso del amor?

+Desde que conoci su corazón.

-Oh dios, ¿la has matado?

+¿Estás respirando?

-¿Yo? Sí.

+Entonces no.

Despertar.

El sol entraba por las rendijas de la persiana y hacía reflejos sobre la pared, debido a las cortinas violetas. Se despertó. Pareció girarse en dirección hacia mí y se aferró a mi cintura. Aún tenía los ojos cerrados. Finalmente, abrió los ojos y me besó. Pude notar su respiración en mi garganta.
-¿Nadie te ha dicho nunca lo guapa que estás cuando duermes?
+Que yo recuerde, no.
-Qué lástima. Pero lo que más pena me da es que se pierdan lo preciosa que estás cuando te levantas con tu pelo alborotado y sueltas un bostezo. 
+Pues deja que me levante, me haga una foto y la suba corriendo a cualquier red social, -me reí como nunca- verás como eso se termina.
-No quiero. -Me apretó contra él con fuerza- Soy un egoísta, lo reconozco. Te quiero solo para mí.
+Sabes de sobra que a mí me basta con que me lo digas tú, tonto. 

-De acuerdo, en ese caso, venga -hizo un gesto de levantarse- voy a empezar contigo el desayuno.
+Pues prepara el cuchillo y el tenedor, porque te dejo que me comas a besos.

Algunas de mis noches.

De madrugada, en la penumbra de una noche inmensa en la que lo único que iluminaba las calles, cada 20 metros, era la luz de las farolas una tras otra, íbamos cogidos de las manos. Alzamos la vista al cielo. Apenas se distinguían estrellas, pero pude ver que un puñado de ellas formaban tu nombre. Caminábamos de un lado hacia otro, sin coordinarnos bien y nos dirigíamos al ático de tu edificio. Cuando llegamos, armando un gran escándalo, con el pelo enmarañado y despeinado, y la ropa descolocada y cedida, nos asomamos al balcón y nos apoyamos, juntos, en la barandilla. Volvimos a posar la mirada en el horizonte; ahora se distinguía un fondo negro, despejado y profundo, con millones de puntitos incandescentes, brillando fuertemente. Todos los tipos de luces que formaban aquel espectáculo nos cegaba. Parecía una noche llena de pequeñas luciérnagas colocadas en orden. De puro cansancio, nos desplomamos allí mismo y nos caímos tendidos sobre el suelo frío; abrazados como dos extravagantes locos en la noche. Solos. Pero llenos el uno del otro.

"Solo dos, no tres."

Tú. Me has hecho sentir cosas increíbles. Eres el que me ha llenado los días y el que me ha demostrado que el mundo no va contra ti. Solo juega contigo; aunque haya que hacer trampas de vez en cuando para ganar. Hemos vivido de todo, siempre juntos. Eres el amor de mi vida y nunca pensé que podría querer a otro que no fueras tú.

Solo dos, no tres.

Pero luego, apareces tú. Su amigo, la persona en la que más confía él, y en la que nunca pensaría que estaría en medio de esto. Te cuelas en mi corazón sin avisar y me haces ver que la felicidad puede estar en el sitio menos esperado y en la cosa mas pequeña. Y lo peor, no es eso, sino que me enamoro también de ti.
Y sí, está la posibilidad de que me equivoque, pero no puede ser un error quereros a los dos, ni estar mal cuando el corazón te habla. Por eso me cuesta actuar. Llevaba mucho tiempo pensando en como acabaría esto y cuales serían las palabras adecuadas. Por eso, olvido las letras y me guío por el corazón, mediante un único gesto: la elección de uno de vosotros. Lo sé, es difícil para los tres. Pero no se puede ir a dos sitios al mismo tiempo y estar con dos personas, sino solo con la que darías tu vida por ella. 
Entonces te elijo a ti. Tú, amor.

Voy a abrazarte tan fuerte para que no te escapes nunca y tenerte siempre aquí. Siempre has sido tú.

Resumido en un "te quiero".

+¿Soy yo, o hoy tus ojos son más bonitos?

-Pero mira que eres tonto...
+No lo veo, solo veo que el marrón de tus ojos tiene hoy reflejos dorados. Veo que tus pupilas son mas grandes que nunca y que brillan como si se les fuera la vida en ello. Veo que en el blanco de tus ojos se dibujan corazones. Veo que hoy son inmensos, que no puedo perderme en ellos porque no tienen fin. Hoy tu mirada tiene el vuelo de una mariposa como destino y me dejan sin respiración. ¿Te he dicho ya que ...
-"... hoy tus ojos son más bonitos?" Si.
+No, que te quiero. Y que hoy tus ojos son más bonitos.
-Pero mira que...
+"... eres tonto". Puede.
-No, que te quiero...

Por:Yaisa Serrano

Mi libertad, es contigo.

Siento como la hierba se enreda en mis tobillos y como el aire me acaricia la cara y me alborota el pelo. Estoy sola, en un valle verde y desierto, por fin. Cierro los ojos y noto como mis problemas vuelan y se los lleva el viento, las inseguridades y los miedos se alejan y desaparecen... Puedo distinguir el olor de todas las flores y escuchar el sonido del choque del agua en una cascada, pero noto que algo se acerca. Aprieto los ojos con fuerza y los mantengo cerrados, pero siento algo familiar, conocido, tu presencia. Abro los ojos y estás aquí, tan cerca y más perfecto que nunca. Sonrio, sonries. Puedo ver mi reflejo en tus pupilas chispeantes de alegría. Ambos nos dejamos caer sobre la hierba. Entonces, apoyo mi cabeza suavemente sobre tu pecho y noto tu respiración y los latidos constantes de tu corazoncito al compás con el mío. Ahora, me doy cuenta de que te echaba de menos; echaba de menos tus caricias, tus miradas, tus sonrisas, tus ganas de comerte el mundo... te echaba de menos a ti. Me di cuenta que escaparnos juntos y perdernos lejos de cualquier lugar en cuanto no mire nadie, esa era mi verdadera libertad, mi paz, estar solos tú y yo.

Mi mundo, eres tú.

A lo mejor ahora es diferente. Creo que voy por buen camino. Todo va perfecto, y aún más, si tú estás a mi lado. He conseguido ganar siendo quien soy, y estoy orgullosa de ello. Nunca más van a elegir mi camino por mí, sino que ahora soy yo la que pone las normas y quien decide. Estoy aprovechando cada segundo de mi vida y disfrutando al máximo, aunque todo se debe a ti. Tú has sido él que me ha convencido y me ha dado motivos por los que seguir intentándolo. Me has hecho ver otros puntos de vista diferentes a las cosas y sacarle el lado bueno. Ahora sé que si me caigo al suelo, puedo levantarme y seguir el camino marcado o tumbarme y descansar ahí, esperando a qué me deparará el futuro, contigo claro. Solo puedo decirte que gracias por darme lo mejor de ti y demostrarme tu cariño. Has creado un mundo nuevo en el que todo es perfecto, todo nos sale, nadie se equivoca, estamos juntos y no hay nada que nos separe. Pero mi mundo, se vuelve tan pequeño, que se reduce solo a ti.

"Vaivén."

-¿Cómo sabías que te iba a mirar?

+No lo sabía.

-¿Y porqué me mirabas?

+Porque me gusta. Me gusta verte sonreír a una baldosa, o apartarte el pelo de la cara y colocártelo cuidadosamente tras la oreja. Me gusta cuando juegas con él, cuando caracoleas con tus puntas. Me gusta ver los reflejos del sol en tu cara y tu mano en forma de abanico los días de verano. Adoro tu mirada clavada y perdida en alguna parte de esta habitación. Me gusta cómo muerdes la tapa del boli azul, o cómo miras por la ventana el vuelo de una mariposa. Simplemente, me gusta tu reacción al mirarte.

-Me pones nerviosa.

+Lo sé y ...

-Ya, te gusta.

+No, te quiero.

Por: Yaisa Serrano.

Tantas veces me demuestras lo genial que eres...

-Tenía pensado llevarte a algún sitio este fin de semana.
+¡Eh, que sorpresa! ya era hora...
-No seas tonta. Pasamos tanto tiempo juntos que hasta tengo  pesadillas contigo, -soltó una carcajada- ¿tú no?
+¿Quién es ahora el tonto?
-Vamos, no te pongas así. Era una broma.
+Te odio. -Aunque quise evitarlo, se me escapó una sonrisita.
-Oh, ¿por qué?
+Porque sí. ¿No te das cuenta? 
-¿A qué te refieres?
+No te hagas el inocente. Sabes muy bien por lo que te odio; porque estas haciendo que me enamore más de ti.
-En ese caso, tengo que decir que me alegro.

Algo nuevo.

Me gustó tanto, que me lo hice yo también.

Me rodeó con sus brazos y me aproximó hacia él. La distancia entre nuestros rostros se había reducido a menos de 10 cm, como mucho. Ninguno pudo evitarlo, pasó sin más. Nos besamos. Sus labios tan suaves como siempre, se deslizaron perfectamente sobre los mios y pude notar como se entregaban completamente. Algo frió, metálico, rozaba mi lengua. Me estremecí. Después, noté como aquello volvía a entrar en contacto con mi boca. Me gustaba, era una sensación nueva y distinta. Él se separó de mí sin distanciarse demasiado. Yo tampoco podía alejarme mucho; me tenía prisionera entre él y una pared. Le di un empujón cariñoso y él me sacó la lengua. Descubrí que se había hecho un piercing.

"Te quiero, eternamente."

La eternidad, si no es contigo, no la quiero. Si no puedo despertar todas las mañanas con un beso o cerrar los ojos y ver lo tuyos, no la quiero. Si no voy a poder llamarte bajo la lluvia, compartir un atardecer con olor a sal, o ver crecer las pequeñas flores que plantamos. Si no voy a poder contar estrellas contigo, reírnos a carcajadas bajo el sol de agosto, ver amanecer desde un tren con tu sonrisa de acompañante, o caminar por los bordes de las aceras, y, tropezarme en tres mil millones de piedras. Si no vas a estar para ayudarme, darme fuerzas, y levantarme una vez más. Si no vas a estar para sacarme una sonrisa los días de lluvia, o para enseñarme a ser feliz, y a detenerme por cada pequeño detalle de la vida, a no tener prisa. Si no vas a estar para contarme la vida de una mariposa en Vietnam. Si no vas a estar para darme tu mano entre la gente, no quiero la eternidad. Porque, prefiero un minuto de existencia a tu lado que toda una eternidad sin ti. Porque sin ti, no puedo aguantar en pie, y mi corazón tampoco, se traba, y se ahoga. Sin tu mirada, que despierta todos mis ríos o sin el silencio de tu sonrisa que llena mi mundo, me sobra respirar.

Y, si me dieran a elegir un futuro,

mi futuro,

         

serías tú.



Por: Yaisa Serrano.

Ahora, te quiero.

No podía ser, no era posible que fuera cierto. Buscaba un pensamiento racional que me llevara a entender lo que me estaba pasando. Intentaba pensar que me equivocaba, pero no lo parecía. Quería entrar en razón para deshacer esa compleja situación y comprender lo que ahora sentía por él. Le quería, y mucho. Incluso demasiado o rozando el peligro. Era increiblemente perfecta y extraña la forma en como me estaba atrayendo hacia él, aunque yo intentara oponerme. En teoría, porque tampoco hacía todo lo posible para que desapareciera. Pero ya era tarde, me estaba ganando poco a poco y no podía evitarlo.

Contigo,

me sobra todo. Cuando el sol sale y nos hace un poquito más felices. Cuando el viento se rinde a nuestro paso y las flores aclaman amor, y sus pétalos inundan nuestro mundo. Cuando desayunamos en el tejado la mañana más fría de enero. Cuando contamos coches desde lo alto de un puente. Cuando vemos las hermosas gaviotas pasar desde la orilla del mar, o cuando un pequeño cangrejo nos pellizca los pies. Cuando nos detenemos a ver desaparecer el rocío de una rosa blanca. Cuando un amanecer es lo más próximo a nosotros y lleva nuestro nombre. Cuando nos miramos y nuestros ojos hablan solos, o cuando en tu pupila se dibujan corazones. Cuando tu sonrisa corona mi cielo, y nuestras carcajadas llenan un universo. Cuando el himno de tu voz resuena en mi corazón, y el calor de tu abrazo le da vida. Cuando un minuto de silencio es una eternidad, o cuando a tu lado todo es más grande. Cuando me haces sentir como nadie. Cuando no existe nada más que nosotros, es cuando todo sobra. Contigo, es cuando una luz me ilumina, y se encienden todas las estrellas a nuestro alrededor. Cuando está tu corazón, a mi lado, y me hace tiritar, no me importa nada.

Cuando te quiero, hoy y siempre, me sobra todo.

Y a mi corazón, también.

Por: Yaisa Serrano.

"Acabara"; Pretérito IMperfecto de subjuntivo.

Si hoy nos tocara ser distintos. Si un día como hoy, todo lo que hubiéramos hecho ayer no ha servido para nada. Si tuviéramos que sentenciar el pasado y girar de sentido. Si tuviéramos que darnos los últimos besos, los últimos abrazos. Si esta sonrisa fuera la última compartida, y esta mirada no nos llevara a ningún sitio. Si esta puesta de sol quedara enterrada en un “adiós”, y tuviéramos que hacerle frente al amor el uno sin el otro. Si hoy nos tocara bajar del cielo, si hoy esto se acabara. Si el olor de las flores que hoy olemos no las veremos mañana, y si no volviéramos a dormir en la orilla del mar. Si de verdad, pasara, y fuera el último aire que compartir, el último cielo bajo el que bailar, la última margarita que deshojar. Si nos tocara despedirnos y tragar las últimas lágrimas. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “te quiero”, y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

Por: Yaisa Serrano.

Eres mi sustancia preferida.

El mundo se ha vuelto loco. Hoy he visto como nadaba una mariposa en el mar y como volaba alto un pequeño pez. He visto como te acercabas a mí y me sonreías o como me mirabas y te girabas vergonzoso. He visto como me abrías el cielo con tu mirada y me hacías entrar contigo. He visto como todo lo malo que hay en el mundo se volvía bueno en menos de 1 segundo. También he podido ver como ya no me hacía falta el oxígeno y me sobraba respirar cuando estaba contigo. Y, ahora, acabo de ver como mi corazón se curaba las heridas, se ponía en pie y cambiaba de estar gris, a ponerse rojo y lleno de vitalidad. Que sí, que alomejor vea todo esto debido a los efectos que me causas, porque me he llenado de ti y ya no puedo pararlo.

Despídele por mi.

-¿Sabes? Aun tenemos que compartir el último momento del mundo. Asi que no puedes irte ahora.
+No, sabes que no lo haría, pero...
-Entonces no lo hagas, quédate conmigo.
+No puedo.
-Entonces no quieres.
+¿Sabes lo que quiero? Quiero tener tiempo para escribirte una carta. Quiero mirar las estrellas y saber siempre serás la que brilla por encima de todas. Y mirar la luna sabiendo que tu estarás mirandola al otro lado del mundo. Pero sobre todo, quiero llegar ya, para poder abrazarte, y pasar el resto de mi vida a tu lado. Quiero poder escuchar tu voz cada mañana y saber que la voy a tener para siempre. Quiero que tu sonrisa me ilumine. Y quiero que el tiempo pase rápido, para que sea eterno a tu lado.
-¿Y si no vuelves?
+Sabes que lo haré.
-¿Por qué?

+Porque, ...                                                  

... te quiero.


Por: Yaisa Serrano.

Confía en mi.

Ven, cierra los ojos, y dame la mano. Imagina que el mundo no existe, que no hay nadie a tu alrededor. Imagina que estás solo, en un sitio oscuro y frío. Imagina que hoy no ha salido el sol, y que ha desaparecido toda el agua de los mares. Imagina, solo por un momento, que nunca más van a crecer las flores en primavera, ni nevará en invierno. Imagina que no hay nubes, ni cielo, y que el viento se ha acabado. Imagina que no puedes oler un amanecer de enero, ni unas galletas recién hechas. Imagina que el amor desaparece. Que no puedes sentir los besos, ni las caricias. Imagina que ningún sentimiento recorre las venas de tu corazón. Y entonces, que no tienes corazón. Imagina que tampoco puedes soñar. Que no puedes tener tu propia meta, que ya no hay ninguna meta. Imagina que ya no hay nada. Y cuando tu corazón se trabe, y tu alma te agobie, acuérdate de qué tienes en tu mano derecha. Acuérdate que mi mano está ahí, y siempre. Acuérdate que pase lo que pase, y desaparezca lo que desaparezca siempre tendrás mi mano. Para todo. Porque un día te dije “para siempre”, y entonces, te acordarás de que te lo decía en serio. Porque no puedo dejarte allí, porque sin ti no soy nada, y porque, quizás, te quiero, incluso más de lo que pienso.

Por: Yaisa Serrano.

No lo hagas...

—¿Te arrepientes de haberme conocido? —Susurré con su rostro casi apoyado en el mío, peligrosamente cerca de su boca.
—No, eres lo mejor que me ha pasado en la vida —adoptó un tono solemne—, grábate esto bien en tu cabecita —añadió rozándome suavemente la sien con la yema de su dedo—, renunciaría a un siglo de existencia en mi mundo por un segundo más a tu lado.

Por: Yaisa Serrano.