miércoles, 6 de abril de 2011

Amarle, haberle amado, y no dejar de hacerlo nunca (L)

Estábamos solos, totalmente en silencio, sólo mirándonos a los ojos, y sin palabras, expresábamos todo lo que queríamos. Y algo estúpido e inoportuno rompió ese silencio....dichoso móvil, lo apago. Y sigo mirándole...es precioso, y allí, en ese banco, en ese campo, a la luz de esa luna y ese cielo estrellado, en ese momento, es aún más hermoso. Y entonces él abre la boca para decir algo, pero no le dejo, no en ese momento, no quiero que se rompa ese silencio tan maravilloso. Y le callo con un beso; lento, suave, cálido, cariñoso, bonito...nuestro. Y es como una droga para mí, y como tantas otras veces me pierdo en sus labios, me dejo caer entre sus brazos, y me devuelve ese beso, y otro y otro y otro más...A veces menos lentos y más apasionados, con menos cariño y con más amor, pero todo perfecto, preciosos, y sobretodo nuestros. Cada uno diferente, ni mejores ni peores, simplemente diferentes. Todos hermosos...y perfectos por el simple echo de ser nuestros, por compartirlos en ese momento perfecto. Y perdimos la noción del tiempo. ¿Cuánto pudo pasar? Tal vez horas, tal vez no...quien sabe. Ese fue nuestro tiempo, para amarnos y demostrarlo, para perdernos el uno en el otro, para ser locos, para soñar, para vivir nuestro sueño de estar juntos y solos en el mundo, en nuestro mundo...Y amar, y soñar, y hacer locuras...juntos...nuestro amor, nuestros sueños, nuestras locuras....Y eso mismo durante mil y una noches, o tal vez alguna más, o tal vez alguna menos...Y no solo eran nuestras las noches, también lo eran las tardes y las mañanas...Porque cuando estábamos juntos no importaba nada más, estábamos sólo él y yo, y el amor, la locura, el cariño, la pasión...
Y llámame lo ca por querer repetir esos momento, y por soñar con ellos cada día... Llámame loca por amarle, haberle amado, y no dejar de amarle nunca.



Por: Eva Vico

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