sábado, 30 de abril de 2011

NEW YORK (VII)

Solo cuando me vi en aquella situación, me di cuenta de que estaba en verdadero peligro. Una extraña sensación se apoderó de mí y decidí revelarme. Estaba cansada de que el miedo me paralizara constantemente. Di media vuelta y me disponía a correr cuando una mano férrea me oprimió el brazo. Era Ruff que me miraba con odio al igual que el grupillo de gente congregada alrededor. Intenté zafarme pero no pude y contemplé cómo los demás se aproximaban más y más. Una patada bien dada en la espinilla de Ruff me sirvió para verme de nuevo libre y esta vez sí, me precipité hacia la salida. No llegué a recorrer mucho camino ya que uno de mis perseguidores consiguió atraparme y esta vez por más que me resistía no conseguía nada...Me arrastraron hasta una pequeña cavidad escondida tras una plancha de grueso metal. Mis gritos se perdían en el aire, nadie me escuchaba ya en aquel lugar. Era una diminuta cavidad escarvada en la tierra que difílmente permitía moverse. Intenté desplazar el grueso metal, pero mis esfuerzos fueron en vano. Desesperadamente empecé a escarvar intentando escapar de allí.
Tras varias horas encerrada en aquel lugar, sucia, exhausta y furiosa, había conseguido crear un agujero anexo al que me encontraba. No pude hacer nada más porque la gruesa lámina de metal dejó paso a Ruff que me sacó de allí y me llevó frente a los otros. Casi no podía mantenerme en pie. Caí al suelo y me quedé así, durante unos momentos, escuchando complacida el pequeño revuelo que se había producido. Fingí desmayarme y conseguí que me llevaran a una sala que curiosamente estaba amueblada y presentaba buen aspecto. Milagrosamente me vi por un rato sola y con temor decidí incorporarme. Escruté todo a mi alrededor y descubrí un pequeño abrecartas encima de un montón de papeles colocados minuciosamente sobre un escritorio antiguo. Lo cogí y lo escondí en el bolsillo del pantalón, podría necesitarlo...
 Por: Stefania Denisa Brinceanu

No hay comentarios:

Publicar un comentario