sábado, 30 de abril de 2011

No lo hagas...

—¿Te arrepientes de haberme conocido? —Susurré con su rostro casi apoyado en el mío, peligrosamente cerca de su boca.
—No, eres lo mejor que me ha pasado en la vida —adoptó un tono solemne—, grábate esto bien en tu cabecita —añadió rozándome suavemente la sien con la yema de su dedo—, renunciaría a un siglo de existencia en mi mundo por un segundo más a tu lado.
Por: Yaisa Serrano.

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