viernes, 8 de abril de 2011

Está lloviendo, y fuera también.

Hoy nuestras miradas se han cruzado, como tantas otras veces, tantas. Pero ésta, ha sido diferente. Esta vez nos lo hemos dicho todo con una mirada, no ha importado el momento, ni el lugar, ni lo que pasara a nuestro alrededor. Hoy hemos tenido la eternidad en una mano, en tan solo dos segundos. Hoy, no he podido distinguir tus pupilas del marrón de tus ojos. Hoy tu mirada no tenía fín. Hoy me ha atravesado el corazón, y, me ha faltado la respiración. No he podido aguantar a tu corazón ahogándome, rompiendome. Notaba como mis ojos se humedecian y, no he podido. Hoy he apartado mi mirada de la tuya. Hoy me ha dolido de verdad. Y los dos, a la vez, hemos agachado la cabeza. Hemos roto lo que me ha dado vida y me ha matado en una misma décima de segundo. Porque hoy, los dos, hemos perdido la misma guerra. Hemos llorado y reido a la vez por dentro. Sin un sentimiento definido, nos hemos derrumbado. Hoy, nos hemos mirado, y cada uno a seguido su camino, y en mi corazón se han quedado clavados tus ojos, se han quedado ahí, muy dentro, donde las cosas duelen, y para siempre. Y hoy, no he podido cerrar mis ojos sin ver los tuyos, marrones, distintos, eternos, y mios.


Por: Yaisa Serrano.

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