Lo seguí intrigada por las tortuosas calles de aquella gran cuidad. No hizo falta caminar mucho ya que transcurridos unos pocos minutos llegamos a nustro destino, un viejo almacén abandonado bastante iluminado que albergaba unas pocas cajas esparcidas por aquí y por allá... Todo estaba en silencio, y yo no me atrevía a pronunciar palabra por lo que decidí esperar...
Una intensa ráfaga de viento se levantó de pronto y casi me hace caer. Me mantuve en el sitio con cierto esfuerzo. Numerosos pasos se oían en la lejanía que poco a poco se hacían más cercanos. Bastó tan solo una fracción de segundo para verme rodeada de cinco extrañas personas que vestían largas y negras túnicas. Mi corazón se paró y comprendí que Ruff no era la persona que me había hecho creer. Ahora estaba en un aprieto y no tenía la menor idea de cómo salir de él.Por: Stefania Denisa Brinceanu
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