 |
Me gustó tanto, que me lo hice yo también. |
|
|
Me rodeó con sus brazos y me aproximó hacia él. La distancia entre nuestros rostros se había reducido a menos de 10 cm, como mucho. Ninguno pudo evitarlo, pasó sin más. Nos besamos. Sus labios tan suaves como siempre, se deslizaron perfectamente sobre los mios y pude notar como se entregaban completamente. Algo frió,
metálico, rozaba mi lengua. Me estremecí. Después, noté como aquello volvía a entrar en contacto con mi boca. Me gustaba, era una sensación nueva y distinta. Él se separó de mí sin distanciarse demasiado. Yo tampoco podía alejarme mucho; me tenía prisionera entre él y una pared. Le di un empujón cariñoso y él me sacó la lengua. Descubrí que se había hecho un piercing.
No hay comentarios:
Publicar un comentario