domingo, 15 de mayo de 2011

Tal vez eternamente...


Te has ido. Estabas aquí, conmigo, pero ya no. Ahora estoy yo, aquí, sola, sin ti. Y te eco de menos. Tal vez demasiado. Me despierto cada día entre lágrimas, porque cada noche, en mis sueños, revivo una y otra vez lo mismo.
No recuerdo. A ti, a mí, a nosotros. Juntos. Felices. Entre risas. Hablando. Besándonos o, simplemente, mirándonos. Recuerdo gestos, palabras, promesas, caricias, sueños, planes…Recuerdo cómo me sentía a tu lado. Como si nada pudiese pasarme. Como si el mundo girase a nuestro alrededor. Como si todos estuviesen ahí para hacer bulto, para observarnos, para envidiar nuestro amor…Como si lo único real fuese eso; tú, yo y nuestro amor. Y luego viene lo malo. Las rupturas. Recuerdo el dolor. Recuerdo que me sentía vacía, como si ya no hubiese nada. Y no lo hay. Porque nos fuimos a otro mundo. Y allí sólo estábamos nosotros. Peor tú te fuiste, volviste al mundo real y me dejaste allí, sola. Y yo me sentía fatal. Peor que nunca. Me sentía sola, vacía, sin sentido…cómo si ya no existiese. Pero existía. Y no quería hacerlo. Me quedé sin fuerzas, anulada, fuera del mapa. Y de repente no me importaba nada, ya no había nada que tuviese sentido en mi vida, me dejaste emocionalmente muerta, como si fuese incapaz de sentir algo, por mínimo que fuese. Pero no era así, porque si no pudiese sentir nada, no habría sentido el dolor que sentía y que aún siento. El dolor que me mata, que me vuelve loca cada día y que me hace sentir desdichada.
Y entonces me despierto, después de recordarlo todo, bañada en lágrimas y con un único pensamiento: recuperarte. Porque cuando te falta algo te refugias en el amor, pero si es el amor lo que te falta, no queda nada en lo que apoyarse. Y yo quería recuperar mi punto de apoyo. Así que decidí luchar. Por ti. Y por volver a sentirme viva. Y aún no sé cómo lo haré, pero sé que lo conseguiré. Porque no pararé hasta conseguirlo. Porque tú eres mi todo, y te necesito. Así que has de saber algo: voy a esperarte, y tal vez sea eternamente.


Por: Eva Vico

No hay comentarios:

Publicar un comentario