-Tenía pensado llevarte a algún sitio este fin de semana.
+¡Eh, que sorpresa! ya era hora...
-No seas tonta. Pasamos tanto tiempo juntos que hasta tengo pesadillas contigo, -soltó una carcajada- ¿tú no?
+¿Quién es ahora el tonto?
-Vamos, no te pongas así. Era una broma.
+Te odio. -Aunque quise evitarlo, se me escapó una sonrisita.
-Oh, ¿por qué?
+Porque sí. ¿No te das cuenta?
-¿A qué te refieres?
+No te hagas el inocente. Sabes muy bien por lo que te odio; porque estas haciendo que me enamore más de ti.
-En ese caso, tengo que decir que me alegro.
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