viernes, 27 de mayo de 2011

Flores

Un suve pétalo de rosa se mecía suavemente por la agradable brisa que soplaba y poco a poco lo iba aproximando a ese gran lago de agua limpia y pura. Su delicada textura se puso en contacto con la fría agua y éste se dejó mecer esta vez, por las tranquilas olas que surgían. Un ruiseñor dejaba escuchar su canto entre los frondosos árboles que rodeaban el lago. Todos ellos de grandes copas verdes y que proporcionaban una agradable sombra, muy adecuada para el sofocante calor veraniego. Al levantar la vista al cielo, contemplé la bancura y esponjosidad de las nubes y al volver a posar la vista sobre el pétalo de rosa, cegada por el sol, pude apreciar que otro pétalo lo acompañaba, un pétalo de margarita. Los dos próxomos el uno del otro se mecían a la vez. Cerré los ojos e inspiré el fresco aire del parque y al abrirlos de nuevo, descubrí que un nuevo pétalo surgía junto a los demás, un pétalo de tulipán. No tardaron en venir muchos más y por un momento pensé que todas las flores querían refrescarse un poco frente a semejante calor... asi que yo, siguiendo su ejemplo, me lancé al agua dispuesta a disfrutar de lo que quedaba de día...
Por: Stefania Denisa Brinceanu

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