Necesitaba, sentirme libre, independiente, demostrar a los demás que era responsable, así que me pasé todo una mañana de verano pensando en que podía hacer, como lo podía hacer, etc.Se me ocurrían millones de ideas, planes en los que siempre fallaba algo, planes imperfectos...
Aproximadamente serían las doce de la mañana cuando se me ocurrió una idea que me podía ayudar, era un tanto difícil y sacrificada pero quise intentarlo.Primero hice un croquis de mi idea y luego anoté todo lo que necesitaba. Mientras, mi hermano estaba durmiendo como un lirón, mi madre de compras con mi hermana y mi padre de tapas. Yo estaba en la gloria, sin nadie que me molestase podía llevar mi plan a cabo.
Cuando ya lo tenía todo planificado, elegí el lugar. Era arriesgado y tenía un punto de vergonzoso pero en ese sitio sería libre.
De repente llegó mi madre con mi hermana y se pusieron a preparar la comida, antes me preguntaron que si todo iba bien y por supuesto yo les respondí que bien no, que iba perfecto, se quedaron extrañadas pero al rato se fueron a cocinar una receta que mi abuela les había dado.
En ese momento yo puse en marcha mi plan, empecé a construirla y cuando ya la tenía construida oigo unos ruidos en la puerta, la abro y oigo a mi madre diciéndome:
- Hija, ¿qué haces dentro de una tienda de campaña en la terraza? Sal de ahí anda, que ya está la comida.
Tan solo tenía 5 años y ese fue otro plan imperfecto de los muchos que me imaginé...
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