Las heridas me dolían. Todos aquellos golpes me habían dejado inconsciente y ahora me encontraba en casa. Por fin me encontraba en paz, libre de toda preocupación.
Fuff me había librado de aquellos desalmados y por razones que no comprendo, me dejó ir. Puede que me hubiese equivocado con él y no fuese tan mala persona después de todo, pero ahora no podía hacer nada más que arrepentirme, ya no le volvería a ver...
Las heridas fueron curándose y el tiempo fue borrando todos mis recuerdos de aquella desafortunada aventura. Todo había vuelto a la normalida. La rutina me envolvía cada vez más y el estrés y las preocupaciones normales de cualquier adolescente eran lo que me mantenían despierta.
Ese día, me desperté más contenta de lo habitual, no sé por qué pero una sonrisa se había apoderado de mí, y sin razó aparente, el día no se me hizo tan pesado como de costumbre. Al volver a casa, lo vi, en el mismo sitio en el que lo había visto por primera vez, pero esta vez iba a ser diferente, lo presentía...
Por: Stefania Denisa Brinceanu
Por: Stefania Denisa Brinceanu
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