domingo, 1 de mayo de 2011

Confía en mi.

Ven, cierra los ojos, y dame la mano. Imagina que el mundo no existe, que no hay nadie a tu alrededor. Imagina que estás solo, en un sitio oscuro y frío. Imagina que hoy no ha salido el sol, y que ha desaparecido toda el agua de los mares. Imagina, solo por un momento, que nunca más van a crecer las flores en primavera, ni nevará en invierno. Imagina que no hay nubes, ni cielo, y que el viento se ha acabado. Imagina que no puedes oler un amanecer de enero, ni unas galletas recién hechas. Imagina que el amor desaparece. Que no puedes sentir los besos, ni las caricias. Imagina que ningún sentimiento recorre las venas de tu corazón. Y entonces, que no tienes corazón. Imagina que tampoco puedes soñar. Que no puedes tener tu propia meta, que ya no hay ninguna meta. Imagina que ya no hay nada. Y cuando tu corazón se trabe, y tu alma te agobie, acuérdate de qué tienes en tu mano derecha. Acuérdate que mi mano está ahí, y siempre. Acuérdate que pase lo que pase, y desaparezca lo que desaparezca siempre tendrás mi mano. Para todo. Porque un día te dije “para siempre”, y entonces, te acordarás de que te lo decía en serio. Porque no puedo dejarte allí, porque sin ti no soy nada, y porque, quizás, te quiero, incluso más de lo que pienso.
Por: Yaisa Serrano.

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